martes, 1 de diciembre de 2009

LA RIOJA

Expreso a la comunidad en general mi apoyo absoluto a la lucha en contra de la demolición del edificio histórico de nuestra Escuela Normal Pedro Ignacio Castro Barros, en la cual varios de mis hijos se han formado.
Por razones de salud lamentablemente desde hace un tiempo estoy impedido de asistir a marchas y demás acciones.
Creo que lo que se está cometiendo es un nuevo atropello a nuestro patrimonio, de facto, inconsulto y como siempre, mal enmascarado, subestimando la inteligencia de nuestra gente.
Hace tres años y medio, desde Famatina se levantó una voz con un Basta! a este tipo de saqueos a nuestros bienes comunes, naturales, sociales, culturales o educativos que ya recorre el muendo.
No estamos dispuestos ya a seguir naturalizando este tipo de maniobras con la metodología de la falsa narrativa del desarrollo, la modernización, el entretenimiento y hasta la cultura como pantallas para negocios de unos pocos.
Creo que el edificio debe ponerse en valor como corresponde, respetando todo aquello que lo enaltece, mejorando sus instalaciones, equipándolas y asignándole el presupuesto que por años se le ha escomoteado, para dejarlo caer ex profeso para convertirlo hoy en un proyecto con claros fines comerciales.
Obviamente, el destino de un esfuerzo de este tipo llevado a cabo con fondos de todos nosotros, debe estar orientado exclusivamente a la actividad para la cual este edificio y la institución que en él se ha albergado por más de un siglo, ha sido creado:
Esto es: actividad educativa, aúlica, pública y gratuita.
Es insultante la soberbia del gobernador, principal impulsor de este engendro, bajo la retórica de la "puesta en valor", tal cual hizo con el "progreso minero".
Sepa este señor y sus adláteres que ya no tienen un cheque en blanco para hacer lo que se les ocurra.
Esto se va a terminar, es cuestion de tiempo, aquél que insume el trabajo colectivo de construccion de resiliencia, que está en marcha y es irreversible.
Vergonzoso el fallo del Tribunal de Justicia haciendo hipócritamente lugar al amparo pero rechazando la peticion de no innovar (?), otra clara muestra del estado calamitoso en que se encuentran nuestras instituciones y la división de poderes, en esta democradura que todavía padecemos.
Repudio las represiones policiales sufridas en las marchas y las persecuciones judiciales a todas las protestas genuinas y legítimas.
Respecto del nombre, ya lo tiene. De haber necesidad de cambiarlo, -siempre en el marco de una remodelación edilicia respetuosa de sus valores y funciones educativas especificas-, apoyo cualquier referencia nominativa a los muchos y muchas que han engalanado la educacion popular o la cultura profunda de nuestra provincia.
Sigo a disposición para colaborar en todo aquello que esté a mi alcance.

Ramón Navarro (h)

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